Actualmente tenemos conocimiento de los hechos
del pasado porque hubo personas que decidieron dejar constancia de los hechos
del hombre. Sabemos de la cultura romana gracias a la arquitectura o los
objetos, del arte medieval gracias a las miniaturas en los libros o de
investigaciones de grandes científicos, como Pitágoras o Da Vinci, porque
dejaron testimonio escrito de sus descubrimientos. Pero por desgracia no
tenemos constancia de los sonidos que se escuchaban en las calles de la Roma Imperial,
de las misas en el Monasterios de San Millán de la Cogolla entrelazando latín y
castellano, o de las conversaciones entre Pitágoras y sus discípulos.
Claramente era imposible, pero desde la década de los 70 y gracias a Murray
Schafer, la importancia por la grabación y conservación del patrimonio sonoro
es cada vez más importante, y así las generaciones futuras podrán disponer de
este patrimonio para estudiar, explorar y sobre todo disfrutar.